5d244ba29f0065759ba7cb0f600b8d69
3x Ganache spéculoos (ref. 32)
3x Praliné croustillant (ref.45)
1x Praliné au miel (ref. 27)
2x Praliné au miel (ref. 10)
1x Ganache à la framboise - T. Ch. Alix (ref. 38)
1x R. Rhor - Ganache miel de châtaignier (ref. 61)
2x Ganache Noisettes (ref. 58)
2x G. Leclek - Caramel orange (ref. 70)
1x Th. Chotteau - Caramel chocolat (ref. 67)
1x Caramel au beurre salé (ref. 49)
Contenido
Dentro de un praliné con diseños geométricos muy definidos, se descubre una pasta de avellanas pura y compacta. La misma está aromatizada con miel de una gran variedad de flores.
La fusión entre granos de café y de cacao es muy apreciada. ¡Una erupción volcánica de dos ingredientes torrados en un caramelo que adoramos!
Las papilas se despiertan con una mezcla de pasta de avellanas densa y néctar de flores, equilibrada con un baño de chocolate negro. La textura superficial del praliné remite a un telar de hilos muy ceñidos.
“Explosión de sabores” sería el apodo del dulce achocolatado que envuelve un ganache de speculoos, la galleta y especialidad belga “par excellence”. Su gusto es reforzado por un toque de canela y de azúcar morena.
El sabor frutado de la frambuesa potencia el chocolate negro y realza su encanto. El ganache es naturalmente poco azucarado y pulposo.
El principio del praliné se basa en lo crocante. La pasta de avellanas cruje tanto como el crocante chocolate negro.
Al primer mordisco, el aroma de la avellana inunda literalmente el olfato. Al mismo tiempo el sabor de la avellana penetra delicadamente en el chocolate para el despertar de los sentidos.
Los sabores otoñales fundidos completamente en el praliné. La perfecta combinación de las avellanas y la miel de castaño, aporta al ganache un sabor a madera, fuerte e intenso.
Con cada mordisco, el chocolate al caramelo líquido fluye de manera deliciosa sobre el fino chocolate negro.
En cada mordisco, el praliné descubre un delicioso caramelo líquido con un toque delicadamente amargo y anaranjado que fluye sobre el fino chocolate negro.
Los orígenes bretones de la sal de Guérande acoplados a la mantequilla dan un toque de suavidad y de delicadeza al chocolate. El caramelo líquido se derrite en la boca como un dulce suave.